A Lansquenet, un pueblo francés muy tradicional, donde nada ha cambiado en los últimos cien años, el Viento del Norte lleva consigo a dos forasteras: Vianne Rocher y su hija Anouk. Vianne inaugura una chocolatería repleta de dulces capaces de despertar los ocultos apetitos de los habitantes del pueblo. Posee, además, un don especial que le permite percibir los deseos de los demás y satisfacerlos con el dulce exacto.
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